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Parte 1
Lo que la Biblia Enseña sobre la Humildad
Humildad ante Dios y Humildad en las Relaciones
La Biblia nos enseña a ser humildes ante Dios y reconocer Su grandeza. Santiago 4:10 dice: "Humíllate delante del Señor, y él te exaltará". Esto nos enseña que la verdadera humildad implica reconocer nuestra dependencia de Dios y someternos a Su autoridad.
La Biblia fomenta la humildad en nuestras interacciones con los demás. Filipenses 2:3-4 instruye: "No hagáis nada por ambición egoísta o vanidad. Más bien, con humildad, valorad a los demás por encima de vosotros mismos, no mirando vuestro propio interés, sino cada uno de vosotros el interés de los demás". Esto nos enseña a dejar de lado el egoísmo y el orgullo, ya considerar las necesidades y los sentimientos de los demás.
El Ejemplo de Jesús
Jesucristo es el máximo ejemplo de humildad. En Filipenses 2:5-8, dice: "En vuestras relaciones mutuas, tened el mismo sentir que Cristo Jesús: el cual, siendo en naturaleza misma Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo de provecho propio; antes bien, se despojó a sí mismo tomando la naturaleza misma de un siervo, haciéndose semejante a los hombres. Y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo haciéndose obediente hasta la muerte, ¡y muerte de cruz! La humildad de Jesús al dejar Su exaltada posición en el cielo para servir a la humanidad demuestra la importancia y el poder de la humildad.
La Humildad Lleva al Honor
La Biblia enseña que el verdadero honor proviene de la humildad. Proverbios 15:33 dice: "La humildad precede al honor". Cuando nos humillamos ante Dios y los demás, nos posicionamos para las bendiciones y el favor de Dios.
Estas enseñanzas enfatizan la importancia de la humildad. La verdadera humildad implica reconocer nuestra dependencia de Dios, valorar a los demás e imitar la humildad de Jesucristo. Al cultivar la humildad, podemos fortalecer nuestra relación con Dios, mejorar nuestra relación con los demás y experimentar las bendiciones que provienen de un corazón humilde.