La primera plaga, donde el agua se convirtió en sangre, se describe en la Biblia. Fue un evento milagroso orquestado por Dios a través de Moisés para demostrar Su poder al faraón de Egipto.

Según el relato bíblico, Dios le ordenó a Moisés que extendiera su bastón sobre las aguas de Egipto, incluidos los ríos, canales, estanques y embalses. Cuando Moisés lo hizo, el agua se convirtió en sangre. Todo el suministro de agua de Egipto, excepto el agua de Gosén, donde vivían los israelitas, se contaminó y se volvió imbebible. (Éxodo 7:14-25)

Esta plaga fue una aflicción severa para Egipto ya que afectó su sustento, higiene y actividades diarias que dependían del agua. También apuntó al sistema de creencias egipcio, ya que el río Nilo tenía un gran significado religioso para ellos, siendo adorado como una deidad. Al convertir el agua en sangre, Dios mostró Su superioridad sobre los dioses falsos de Egipto y demostró Su control sobre los elementos naturales.

El propósito de este milagro fue demostrar el poder y la autoridad de Dios a Faraón, obligándolo a liberar a los israelitas de la esclavitud. Sirvió como advertencia e invitación a reconocer la soberanía del Dios verdadero.