El origen del Viernes Santo se remonta a la crucifixión de Jesucristo. Según la Biblia, Jesús, quien es considerado el Hijo de Dios en la fe cristiana, fue arrestado y sentenciado a muerte un viernes. Desde entonces, este día se conoce como Viernes Santo.

Los eventos previos al Viernes Santo se describen en el Nuevo Testamento. Jesús fue traicionado por uno de sus discípulos, Judas Iscariote, y arrestado por las autoridades religiosas. Luego fue llevado ante el gobernador romano, Poncio Pilato, quien lo condenó a muerte por crucifixión.

El Viernes Santo, Jesús fue clavado en una cruz de madera y crucificado junto a dos criminales en un lugar llamado Gólgota, también conocido como la Calavera. Soportó grandes sufrimientos y murió en la cruz. Los cristianos creen que Jesús se sacrificó voluntariamente para expiar los pecados de la humanidad y ofrecer la salvación.

La historia de la crucifixión y posterior resurrección de Jesús es fundamental para la fe cristiana y se celebra durante la Pascua. El Viernes Santo es un día solemne de recuerdo y reflexión para los cristianos, al contemplar el sacrificio realizado por Jesús por la redención de la humanidad.