Según el relato bíblico, Pentecostés ocurrió cincuenta días después de la ascensión de Jesucristo, cuando los discípulos estaban reunidos en Jerusalén. Durante ese tiempo se celebraba la fiesta judía de Pentecostés (también conocida como Fiesta de las Semanas o Fiesta de la Cosecha). . Este festival conmemoraba que los israelitas recibieron los Diez Mandamientos y la ley de Moisés. Los discípulos también estaban observando este festival tradicional.

Mientras estaban todos juntos, oyeron un sonido como de un viento impetuoso y vieron lenguas de fuego que se separaban y se posaban sobre cada uno de ellos. Fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en diferentes idiomas, según el Espíritu les permitía. Este evento es conocido como el "descenso del Espíritu Santo".

Pedro, uno de los discípulos, se puso de pie y se dirigió a la multitud, explicando que lo que estaba sucediendo era el cumplimiento de la profecía dicha por el profeta Joel. Proclamó a Jesucristo como el Salvador e instó a la gente a arrepentirse y bautizarse. Ese día, tres mil personas creyeron en Jesús y fueron bautizadas, pasando a formar parte de la comunidad cristiana recién formada.

Desde entonces, Pentecostés se ha convertido en una fiesta importante para los cristianos, que conmemora la venida del Espíritu Santo y el nacimiento de la Iglesia. Simboliza la obra del Espíritu Santo y la continua revelación de Dios entre los creyentes. Pentecostés sirve como un recordatorio para los cristianos de la promesa y la misión de Jesús, inspirándolos a vivir su fe auténticamente y llevar el Evangelio hasta los confines de la tierra.