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Parte 5
Jesús Sanando a la Mujer con Hemorragia
El milagro de Jesús sanando a la mujer con hemorragia se narra en tres de los cuatro evangelios: Mateo (Mateo 9:20-22), Marcos (Marcos 5:25-34) y Lucas (Lucas 8:43-48).
En el pueblo de Cafarnaún había una mujer que padecía una hemorragia desde hacía doce años. Esta condición le provocó sangrado constante y debilidad, y gastó todo su dinero buscando ayuda médica, pero fue en vano. Según la ley judía, su condición la hacía ceremonialmente impura, lo que significaba que estaba socialmente aislada y no podía participar en actividades religiosas.
Un día, la mujer escuchó acerca de Jesús, quien era famoso por sus habilidades curativas. Ella creía que si pudiera tocar su manto, sería sanada. Entonces, llena de fe, se abrió paso entre la multitud que rodeaba a Jesús.
Mientras Jesús caminaba, la mujer se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto. Al instante, sintió que su sangrado se detenía. Sintiendo que el poder había salido de él, Jesús se volvió hacia la multitud y preguntó: "¿Quién tocó mis vestidos?"
Sus discípulos estaban desconcertados, señalando que mucha gente lo tocaba en las calles llenas de gente. Pero la mujer, temblando de miedo y de gratitud, se adelantó, cayó a los pies de Jesús y confesó su acción y su curación. Con compasión, Jesús le dijo: "Hija, tu fe te ha sanado. Ve en paz y serás libre de tu sufrimiento".
Esta curación milagrosa no sólo curó a la mujer físicamente sino que también restableció su vida social y religiosa. Su fe y determinación jugaron un papel fundamental al recibir la curación de Jesús. Demostró el poder de Jesús para curar incluso dolencias de larga data y su voluntad de abrazar a aquellos que habían sido marginados por la sociedad.
La historia de la mujer con hemorragia es significativa porque resalta la importancia de la fe, la perseverancia y la naturaleza compasiva de Jesús. Nos enseña que no importa cuán desesperados o aislados nos sintamos, acercarnos a Jesús con fe puede producir sanación y restauración milagrosas.
Este milagro sirve como fuente de inspiración y esperanza, recordándonos que Jesús está dispuesto y es capaz de sanar las aflicciones físicas y espirituales, ofreciendo consuelo, paz y libertad del sufrimiento.