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Parte 6
Jesús Dividiendo los Panes y los Peces
El milagro de Jesús dividiendo los panes y los peces, también conocido como la alimentación de los 5.000, es un milagro muy conocido registrado en los cuatro evangelios: Mateo (Mateo 14:13-21), Marcos (Marcos 6:30-44). , Lucas (Lucas 9:10-17) y Juan (Juan 6:1-15).
Un día, Jesús fue a un lugar desierto, buscando la soledad después de enterarse de la muerte de Juan Bautista. Sin embargo, cuando la multitud se enteró de su partida, lo siguieron a pie desde los pueblos cercanos. Al ver la gran multitud reunida, Jesús sintió compasión de ellos y comenzó a enseñarles sobre el reino de Dios y a sanar a los enfermos.
A medida que avanzaba el día y se acercaba la noche, los discípulos se acercaron a Jesús y le sugirieron que enviara a la multitud a las aldeas cercanas para buscar comida. Pero Jesús respondió diciendo: "No es necesario que se vayan; dales tú de comer".
Los discípulos quedaron desconcertados, pues sólo tenían en su poder cinco panes y dos pescados. Sin embargo, Jesús ordenó a los discípulos que le trajeran los panes y los peces. Luego, ordenó a la multitud que se sentara en el césped en grupos.
Jesús tomó los cinco panes y los dos peces, miró al cielo, bendijo la comida y partió los panes. Luego entregó los pedazos a los discípulos, quienes los repartieron entre la multitud. Milagrosamente, la escasa cantidad de comida se multiplicó y todos comieron hasta quedar satisfechos. De hecho, había doce cestas llenas con las sobras después de que todos hubieron comido.
Este milagro demostró el poder divino de Jesús sobre la naturaleza y su capacidad para satisfacer abundantemente las necesidades de las personas. Mostró su compasión por la multitud hambrienta y su deseo de satisfacer sus necesidades tanto físicas como espirituales.
La alimentación de los 5.000 simboliza a Jesús como el máximo proveedor y sustentador de la vida. Se hace eco de la provisión de maná en el desierto durante la época de Moisés y sirve como señal del banquete mesiánico por venir.
Este milagro sigue siendo uno de los acontecimientos más importantes y conocidos del ministerio de Jesús. Nos enseña la importancia de tener fe en la capacidad de Dios para proveer, incluso en situaciones aparentemente imposibles. También fomenta la generosidad y el compartir lo que tenemos, sabiendo que Dios puede multiplicar nuestros recursos para el beneficio de los demás.
El milagro de Jesús dividiendo los panes y los peces es una poderosa historia de abundancia, compasión y el poder divino de Jesucristo.