La historia de la plaga del granizo se encuentra en el libro del Éxodo.

Según el relato bíblico, después de que Faraón se negara obstinadamente a liberar a los israelitas, Moisés le advirtió de una devastadora plaga de granizo. Moisés extendió su bastón hacia el cielo, y el Señor envió truenos, relámpagos y granizo sobre Egipto.

Esta tormenta de granizo no se parecía a ninguna anterior ni a ninguna que vendría después. Fue acompañado por fuego, que brilló en medio del granizo. Las piedras de granizo eran extremadamente grandes y causaban destrucción dondequiera que caían. Golpearon tanto a personas como a animales, destruyendo cultivos, árboles y todo lo que encontraron a su paso por toda la tierra de Egipto. (Éxodo 9:13-35)

Sin embargo, hubo quienes en Egipto prestaron atención a la advertencia. Algunos de los oficiales de Faraón temieron la palabra del Señor y llevaron a sus sirvientes y ganado adentro para refugiarse. Aquellos que ignoraron la advertencia sufrieron grandes pérdidas y devastación.

El propósito de la plaga de granizo fue demostrar el poder y la soberanía de Dios sobre los elementos naturales. También sirvió como una clara advertencia a Faraón ya los egipcios de que continuar resistiendo los mandamientos de Dios conduciría a más consecuencias catastróficas.